Cambio de planes.
Pensando en el foco halógeno llegué a dos conclusiones:
- El foco era muy grande para ubicarse en el mástil. Además iba a llamar mucho la atención desde la calle.
- La señal Wifi no iba a tenerlo fácil. Una carcasa de aluminio cerrada, y un pincho Wifi de tamaño minúsculo. Mala combinación para acceder a la señal wifi que está en el interior de la vivienda, aunque esté a escasos 5 metros.
Así pues, empecé a buscar otros materiales que hubiera por casa.
Lo primero era encontrar el habitáculo.
Después de buscar por el garaje, encontré una caja de PVC de exterior. Había sido medio mutilada para albergar un paquete de baterías de cierto tamaño, pero aún mantenía la estanqueidad. Adjudicado.
Segundo dilema, aún pendiente del foco halógeno. Como fijar la cámara.
Encontré en internet diferentes soluciones que hubieran sido válidas. Hay un soporte, vendido por Adafruit y por Pimoroni. Pero la idea seguía siendo reciclar material que hubiera en casa.
Me encontraba con un problema serio por el tamaño de los agujeros de sujección de la cámara. Me veía comprando tornillería de nylon. Pero eso no respondía a la necesidad de reciclar.
Al final encontré una solución. Un trozo de poliestireno expandido que encontré me dio la idea. Así que busqué una plancha de porexpan que pudiera manejar y de al menos 1 centímetro de grosor.
Encontré una, corté un trozo y con un escalpelo le hice una incisión para que albergara una buena parte de la tarjeta de circuito impreso de la cámara. Rebajé con el escalpelo el porexpan alrededor del objetivo de la cámara y listo.
Para pegar el porexpan, con los problemas que ello conlleva, he elegido hacerlo con silicona, aprovechando un bote que compré hace un par de días para una chapucilla en un baño. En este caso silicona neutra transparente.
Y finalmente la protección del agujero hecho en la tapa, de 18 mm, va a correr a cargo de un filtro ultravioleta de 52 mm. para objetivos de cámaras reflex.
En la foto podéis hacerlos la idea. Pero en este caso no va a ser reciclado. Y no lo va a ser porque encontré en Amazon un filtro UV de 52 mm a 1 euro. Si, si. 1 euro. Como todos mis filtros han costado bastante más que eso, pues sacrifico la idea del reciclado cien por cien. Total por un euro, ja ja ja.
Bien, como podéis ver en la foto del soporte de la cámara, ya tenía dada la silicona. Mañana podré comprobar si ha quedado suficientemente fuerte para soportar las vibraciones del viento.
De este modo, el martes, que recibiré el filtro UV de 1 euro, podré terminar la caja. Solo faltaría subir la alimentación para la Raspberry Pi hasta el mástil y el soporte para sujetar la caja al mástil.
Para sujetar la caja al mástil, como ya he hecho en otras cajas para la estación meteorológica, utilizaré un tubo de PVC de 25mm de diámetro que será pegado con pegamento específico para PVC a la caja.